sábado, 8 de octubre de 2011

¡Por fin he pinchado!

Digo por fin porque desde que le puse llantas de tubular a la bicicleta, no había pinchado, y la verdad es que era necesario encontrarme en una situación de estas características para ver si podía solucionar el problema (hay que tener en cuenta que soy extremadamente patoso en todo lo relacionado con bricolaje) ¡y más cuando estoy a la vuelta de la esquina del primer triatlón de la temporada!, pero gracias a Santa Tija -patrona de los ciclistas-, he salido airoso de la reparación en carretera.

Todo empezaba bien pero con un poco de prisas. A las 7:00 AM Toni H y un servidor hemos salido raudos y veloces con destino Montserrat, por la vía rápida, es decir: BCN – Molins – Olesa – Monistrol – Montserrat y vuelta. La razón era muy simple, según previsión del tiempo en algún lugar de la red, esta mañana sobre las 13:00 se esperaban “algunos chubascos”, y la verdad es que no me hacía ninguna gracia mojarme, así que hemos salido pronto para estar de vuelta antes de que cambiara el tiempo.

Todo empezaba relativamente bien, un poco cansados, pero motivados por subir el mítico puerto que lleva al Monasterio de Montserrat y tantas veces ha vivido peregrinaciones de todo tipo. Pero ha sido a los 30km de ruta (cercanías de Sant Andreu de la Barca) cuando de repente un ruido metálico acompañado de una pérdida de aire rápida me ha alertado de que algo no iba bien. Al principio pensé que se me había roto un radio (ya lo viví con la MTB el verano pasado y el ruido fue similar), pero rápidamente he podido comprobar como el tubular trasero ha perdido todo el aire, signo inequívoco de que tocaba ensuciarse las manos…¡lo odio!

La teoría la tenía bastante clara: desmonto el tubular, pongo el Tufo que llevo de recambio (sin cola, a presión) y luego con la bombona de gas, hincho rápidamente el nuevo tubular y a rodar. Antes debo decir que el tema del tubular ultraligero Tufo, no me daba muchas garantías a pesar de que Guillermo Ll. me dijo que él lo usaba y que tranquilidad total, pero es que eso de poner un tubular, sin enganchar y echarme carretera abajo desde el Monasterio de Montserrat….mmmmm…como que no lo veía claro; pero bueno, al margen de dudas conceptuales, nos hemos puesto a desmontar para luego montar.

Una vez montado el tubular, he puesto el adaptador de la válvula a la bombona de gas y como pasa habitualmente…ssshhhhhhhhhhhhhhhhh…todo el gas fuera y el tubular sin pizca de aire :-) que grandes somos el amigo Toni y yo mismo arreglando cosas! Así que no teníamos más remedio que parar a algún ciclista y que nos prestara su mancha, y dicho y hecho, el primer grupo que ha pasado, nos ha dejado una y todo ha ido perfectamente hasta que el extensor de la válvula se ha roto de cuajo, ¡joder! todos nos hemos quedado flipados, así que hemos devuelto la bomba y hemos empezado a hacer planes para ir a buscar el tren. Despedida de los compañeros que nos han prestado la mancha y resignación. Pero de repente se me ha ocurrido (brillante idea :-) ) sacar el extensor del tubular pinchado y montarlo en el Tufo, ¡bravo!, ¡brillante! ¡hahaha! como me lea Guillermo se va a reír en mi cara durante los dos próximos meses. Todo perfecto, ahora faltaba de nuevo una mancha para hinchar otra vez el tubular. Y a los cinco minutos, Toni ha parado a un buen hombre que nos ha prestado la suya, cinco minutos de bombeo (agotador, por cierto) y listos para rodar.

Retomar la marcha de nuevo me ha generado un montón de dudas: aguantará? pierde aire? y este ruido?…dudas que supongo entran dentro de la reacción habitual e involuntaria al pinchar por primera vez y poner un tubular a presión. A pesar de ello, hemos llegado a Monistrol y como veía que aquello aguantaba, hemos subido al Monasterio, ¡perfecto!

Ha sido después de unos 30kms que de repente han desaparecido todos los ruidos extraños y ha sido como si el tubular se hubiera puesto en su sitio, rodaje suave suave, rápido, alcanzado buenas velocidades acoplado con la cabra e intentando que el viento frontal me ignorara…todo funcionaba bien y todo ha funcionado bien, llegando a casa en perfectas condiciones después de un buen e intenso entreno.

Esta experiencia, la que considero vital para salir en bici, ha sido realmente positiva. Positiva porque he visto que el tubular Tufo de recambio y emergencia funciona muy muy bien. Positiva también porque me he percatado que en mi caso y teniendo en cuenta lo patoso que soy, mejor llevar una mancha pequeña y ligera que las botellitas de gas, al menos en mi caso. He podido constatar el alto nivel de compañerismo en carretera, ¡grande!. Y por último, he visto que cambiar un tubular es coser y cantar, incluso más rápido que poner una nueva cámara…si podía tener alguna duda, ésta se ha eliminado de mi mente. ¡Tubular for ever!


No hay comentarios:

Publicar un comentario